domingo, 24 de mayo de 2015

Suburbana - Claudio Mazza

Soy un tipo descreído. Muy descreído, de hecho. Suelo poner en duda más de la mitad de las cosas que me dicen u oigo. En el mundo del arte, el 90%. Ya saben: editores, prensa, amiguismo, intereses creados. Por eso cuando saltó la liebre por las redes sociales alabando esta primera novela del argentino Claudio Mazza, decidí hacerme con el libro. Contacté con la editorial que, muy amablemente, me envió a la semana siguiente un sobre acolchado con el libro en su interior. Si la novela no me hubiera convencido, no estaría escribiendo esto ahora. Solo reseño lo que me ha interesado, para mi no tiene sentido denostar lo que no me ha parecido bueno. Al fin y al cabo, la crítica negativa también provoca lectores, y hay mucho por leer como para perder el tiempo en cosas que no te llenan.

Renzo, argentino que vive en Madrid, viaja a Buenos Aires cuando le comunican que su padre sufre una cardiopatía. Ya en el hospital conoce a Alma, su hermanastra de la que no tenía noticia alguna. Ella le pide que le cuente cosas de su padre, ya que lo conoció ya siendo adulta. Enzo se pone a recordar. Se intercalan episodios: los de Alma y Enzo en el bar de enfrente del hospital, en el 2001, en pleno estallido del corralito, y los diferentes nueve de julio, día de la independencia argentina, en torno al familiar asado que preparaba el padre de ambos. Entre chorizo criollo, morcillas y carne se habla de las Malvinas, de la muerte de Perón, de la dictadura de Videla o de las madres de la plaza de mayo. Se habla de todos estos temas, de los últimos cuarenta años de la historia Argentina, pero se pasa por encima de ellos. La familia prefiere el silencio cuando los niños cuentas que los paran por las calles y les inspeccionan las mochilas; o cuando comienza una discusión con el primo milico. Mejor celebrar, que ya está aquí el asado.

Cuando Enzo le pide a Alma que cuente su historia, esta le entrega un cuaderno que engloba toda la segunda parte del libro casi en su totalidad. Enzo descubre que su vida y la de su hermanastra nada tienen que ver. Unos optaron por el sometimiento; los otros por la lucha y la expatriación.

Una de las cosas que más llaman la atención es la compleja estructura de la novela que Claudio Mazza solventa de manera impecable. Todo fluye a lo largo de las 250 páginas que uno se bebe sin separar la vista del libro. Además, la construcción de los personajes, tan llenos de vida, hacen de esta obra primeriza todo un descubrimiento. Una joya que no hay que dejar escapar.

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