lunes, 9 de enero de 2012

Los ojos de los peces - Rubén Abella

Antes de ponerme con la reseña propiamente dicha he de hacer una pequeña aclaración: no soy muy amante de los microrrelatos. He leído unos cuantos cientos de ellos, puede que miles, y apenas he logrado rescatar cinco o seis que realmente me hayan impactado. Pienso en el magistral de Arreola ("La mujer que amo es un fantasma. Yo soy el lugar de las apariciones"); en alguno de José Balza; en gran parte de Ajuar funerario de Fernando Iwasaki, y poco más. Es tan cercana la frontera entre el microrrelato y la simple anécdota o el chiste que, unas veces porque yo no logro diferenciar esa barrera y otras porque el autor no se molesta en que la diferencie, al final tengo una actitud un tanto escéptica ante este tipo de narrativa.  


Después de dicho lo anterior, si ahora digo que este libro se compone de 117 microrrelatos y que me los he leído todos sin poner pegas, es un gran elogio lo que estoy haciendo. Como es lógico, y ante tal cantidad de variables, los resultados son dispares; sin embargo, y en conjunto, el resultado es más que satisfactorio. Además tienen una pequeña particularidad, de alguna manera están interconectados por lo que si algún micro queda un poco cojo, al leer el siguiente, o dos más adelante, nos encontramos con su continuidad que sirve para cerrar mejor el anterior. Esto algún purista dirá que es demérito porque cada pieza debería responder por sí misma. O si no, no es un conjunto de microrrelatos, sino una micronovela. Bueno, sí y no. Quiero decir que me da absolutamente igual si la intención de Abella era construir lo uno o lo otro y si luego mediante acuerdo con la editorial han decidido llamarlo X. No creo en las etiquetas, menos aún en el arte donde lo que interesa es, al menos a mí,  por un lado producirme un placer estético y, por otro, hacerme reflexionar. Este libro lo consigue. Para mí es suficiente.

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